Un salmo para el día de Año Nuevo

Foto de Sergei cherkashin

El Año Nuevo es un día sagrado en el que celebramos el regalo del tiempo, el regalo primigenio, el majestuoso regalo del Altísimo.

Entramos en este día con alabanza por los milagros que se nos han concedido en el año pasado: por los trescientos sesenta y cinco amaneceres, por los brillantes mediodías y los crepúsculos color lavanda, por las alegrías y los amores que han brotado y florecido, por la comprensión que hemos obtenido de las tristezas.

Nos llenamos de asombro, en este día sagrado, al saber que se nos dará aún más tiempo, más momentos para vivir con el corazón latiendo y la mente palpitando en el ahora en movimiento.

Resolvemos usar estas horas y días verdaderamente como un regalo del Altísimo, para vivir en ternura y humildad, buscando el sentido de la presencia de Dios en la gloria de Su universo.

En este cambio de tiempo, en este día de Año Nuevo, oramos para que la locura y la ira de la gente* disminuyan, para que la ley de amor de Dios gobierne las naciones, para que el mundo encuentre la paz.

(del número del 1 de enero de 1968)

*»hombres» en el texto original