Soy como Billy Joel,
tocando canciones nostálgicas
que todo el mundo conoce—
Estoy en una silla de ruedas
en un piano comunitario.
Toco por las propinas
mientras la multitud pasa,
tocando las teclas blancas y negras
para todos menos para mí,
bloqueando las cosas
que han salido mal,
las voces en mi cabeza,
los susurros acusadores.
Sigo tocando hasta que oscurece,
hasta que los cuervos negros
dejan de graznar
y se dispersan de las ramas,
hasta que se apagan las luces
y las calles están desiertas.
Cuando termina mi concierto,
flexiono mis dedos agarrotados,
bajo la tapa del piano sobre las teclas,
cuento los dólares y las monedas sueltas
y ruedo calle abajo
hasta mi improvisada morada.




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