Los Quakers en Bolivia: la historia temprana de los Amigos bolivianos

Por Emma Condori Mamani. Publicaciones CALA, 2017. 117 páginas. 20 $/tapa blanda.

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Cuando en 1919 los Amigos emprendieron la labor misionera en Bolivia, lo hicieron con inspiraciones foxianas y una decidida convicción de tener éxito. Los desafíos surgieron al plantar un ministerio tras las misiones establecidas por metodistas, bautistas canadienses, adventistas del Séptimo Día, católicos y protestantes. Los primeros misioneros cuáqueros tuvieron que lidiar con la resistencia y los problemas de la adquisición del idioma (español, aymara y quechua), las tradiciones y prácticas religiosas ancestrales nativas, los militares, las facciones políticas en guerra, un sistema feudal, la inestabilidad económica y la escasez de suministros y personal.

A través de la lente de una mirada retrospectiva adulta, Emma Condori Mamani comparte con los lectores recuerdos de la vida familiar quechua y su educación formativa a través de la escuela secundaria entre los misioneros Amigos. Ella es testigo de cómo sus padres y hermanos luchan por abrazar el culto protestante (Amigos) en lugar del católico. Después de una tragedia familiar, su madre se convierte en una Amiga convencida, mientras que Condori Mamani se embarca en un viaje espiritual propio.

Cuando la joven Condori Mamani asiste por primera vez al Santidad Amigos (Holiness Friends) Yearly Meeting, está convencida de que se acerca a la etapa de estar “en el Espíritu con Dios». La inscripción en la Escuela de Amigos Manantial (Water Spring), y luego cuatro años en la Escuela Bíblica del Holiness Friends Yearly Meeting, la lleva a un encuentro experiencial con Dios, después del cual Condori Mamani comienza a enseñar en la escuela bíblica y a trabajar como evangelista. Animada por la presencia de Dios dentro de ella, deja de sentirse oprimida como mujer y reúne fuerzas mientras navega por la sociedad patriarcal de Bolivia y asume un papel de liderazgo dentro de ella. Ella equipara su llamado y responsabilidad cristiana de servir a Dios con la de los primeros pioneros. La historia de Condori Mamani termina cuando se gradúa y contempla mudarse a La Paz para seguir una educación superior.

La autora está en su mejor momento cuando describe cómo los roles superpuestos de los misioneros como educadores, activistas y especialistas médicos atrajeron a la población nativa al culto:

Muchas personas aymaras se sintieron atraídas por el cuaquerismo porque los Amigos aymaras experimentaron el poder transformador de Dios en sus vidas. Los conversos aymaras… inspiraron a los misioneros a realizar trabajos de justicia social a gran escala entre los bolivianos. A través de tales esfuerzos, los aymaras sintieron el brillo del Espíritu Santo. Es decir, para los aymaras, el Reino de Dios recibido en su corazón no estaba oculto, sino que se vivía en sus comunidades.

La perspectiva comprensiva de Condori Mamani dramatiza la aceptación cuáquera de la capacidad de los aymaras para abrazar el cristianismo. Las culturas indígenas de Bolivia sirvieron como escenario para demostrar que la gracia de Dios era visible en las pruebas de los Amigos. Los misioneros cuáqueros, expertos en demostrar la presencia de lo Divino en los esfuerzos humanos, revelaron la mano creativa de Dios como se manifiesta en suelo boliviano.

Un elemento central en la historia de los Amigos en Bolivia y en la conmovedora narración de Condori Mamani son las labores originales de baluartes como Mattie Blount, la familia Hinshaw (el antiguo editor Alva Holler y Sarah Mabel) de Kansas, Walter E. Langston y Emma Morrow, Esther Hunt, Emma Canaday, William Abel y Helen Cammack, entre otros, que procedían de lugares tan diversos como Oregon Yearly Meeting, Central Yearly Meeting of Friends, Indiana Yearly Meeting y Union Bible Seminary. No era inusual que las relaciones laborales resultaran en matrimonios que empoderaran aún más los compromisos. El propio cuerpo de prosa testimonial de los misioneros enriquece el contenido del libro. El material impreso desempeñó un papel de defensa en la participación de los novicios, y The Friends Minister (1913-1920), una publicación semi-mensual de Union Bible Seminary, fue muy influyente en la recaudación de fondos y en la exaltación de las virtudes del trabajo misionero.

Me cautivó el hecho de que en 1920 los Hinshaw insistieran en enviar una imprenta a Sorata. El gran volumen de correspondencia, libros, diarios, artículos e informes que documentan esos años iniciales subraya la eficacia de la campaña espiritual y literaria de los misioneros, y ofrece datos etnográficos inestimables sobre las creencias y prácticas indígenas.

La tercera sección del libro, “La actual comunidad cuáquera boliviana», contiene cuatro entrevistas con misioneros bolivianos, seguidas de siete con líderes Amigos bolivianos que representan los seis Yearly Meetings del país. A pesar de la partida en 1975 de los misioneros Amigos, Bolivia posee la tercera comunidad cuáquera más grande del mundo.

A pesar de las controversias que surgieron en sus misiones, los Amigos en Bolivia rompieron las barreras socioculturales, políticas y religiosas. La historia personal de Condori Mamani, informada por el rico legado de los pioneros de principios de siglo, ejemplifica el largo alcance de las labores misioneras dentro del marco de los valores humanísticos cuáqueros.

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