La invasión rusa de Ucrania nos ha conmocionado a todos. Civiles inocentes han muerto, el sufrimiento ha empeorado, las negociaciones han fracasado. Los gobiernos de todo el mundo están condenando esta depravada maniobra militar y están colaborando para desactivarla de formas que parecían imposibles hace solo una semana. Mantenemos a los ciudadanos de Ucrania y a todas las víctimas de la guerra en la Luz.
Durante siglos, los Amigos han proclamado su compromiso con la no violencia.* Los cuáqueros creían que la guerra procedía de las “concupiscencias de los hombres”. Y mientras los británicos perseguían a los Amigos a lo largo de la década de 1660, los seguidores de George Fox afirmaron audazmente su compromiso con el pacifismo en su Declaración a Carlos II. “Nuestro principio es, y nuestra práctica siempre ha sido, buscar la paz y perseguirla”, insistieron, “buscando el bien y el bienestar y haciendo lo que tiende a la paz de todos”.
En 1947, el Comité Nobel reconoció la larga dedicación de los cuáqueros a la no violencia y el servicio, y el American Friends Service Committee y el British Friends Service Council recibieron el Premio de la Paz en nombre de los Amigos. En particular, las actividades de construcción de la paz de los cuáqueros habían llamado la atención del comité durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Los Amigos establecieron refugios antiaéreos y centros para las víctimas de la guerra en Inglaterra, y adaptaron casas de reunión y otras instalaciones para crear albergues de evacuación para niños y ancianos. Destacados cuáqueros continuaron liderando causas humanitarias tras el Holocausto.
Los cuáqueros tienen clara su obligación de promover la paz, servir a los necesitados y buscar canales diplomáticos, por estrechos que sean. Pero, ¿qué sucede cuando la diplomacia fracasa, se viola la justicia, persiste la agresión y las vidas corren peligro? ¿Cómo justificamos esperar la diplomacia mientras los tanques se acercan a Kiev y los misiles arrasan los hospitales de maternidad? ¿Cómo podemos apartar la vista de las redes sociales y los ciclos de noticias que muestran el horrendo costo de la guerra? Los caminos del mundo complican la práctica del testimonio de paz, llamando a los Amigos a desarrollar un conocimiento profundo y matizado sobre conflictos específicos y obligándolos a examinar sus conciencias. Para comprender la situación en Ucrania, no debemos simplemente aferrarnos acríticamente al testimonio de paz. También debemos comprender las fuerzas geopolíticas e históricas dinámicas en juego.
Los cuáqueros son escasos en dogmas y largos en discernimiento, un proceso que llama a los individuos a interrogar las circunstancias, buscar la verdad y actuar según su conciencia. A lo largo de los siglos, los cuáqueros individuales han participado en la guerra siempre que consideraron justa la causa. Entre el treinta y el cincuenta por ciento de los cuáqueros estadounidenses y británicos elegibles lucharon en la Primera Guerra Mundial, y aproximadamente tres cuartas partes optaron por portar armas en la Segunda Guerra Mundial. Robert L. Smith, un cuáquero devoto que se convertiría en el director de Sidwell Friends, fue uno de los que sirvieron en el ejército en este último conflicto. Cuando fue admitido en Harvard, Bob estaba reflexionando sobre el papel que debía desempeñar para hacer retroceder el “océano de oscuridad” que inundaba Europa. “¿Hay algo de Dios en cada hombre?”, preguntó. “¿Puede mantener ese ideal en un mundo dominado por la crueldad bárbara?”
Puede haber, y en el caso de detener el fascismo hubo, múltiples verdades. El testimonio de paz proporciona una piedra de toque moral y nos llama a actuar de acuerdo con las indicaciones de nuestra conciencia. Nos permite reconocer que la fe debe ser probada en tiempo real y en terrenos accidentados donde el cambio se acelera hacia circunstancias implacables y potencialmente irreversibles. El lenguaje arcaico del testimonio nos llama a hacer todo lo posible para detener el tiempo y luchar con la eternidad, para que podamos discernir la verdad con disciplina, para que podamos actuar para salvar lo mejor de la humanidad para el futuro. Esta forma de estar en el mundo no es infalible, pero bien puede ofrecernos la mejor oportunidad que conocemos para buscar la paz, para hacer una pausa para que podamos ver lo divino incluso en nuestros enemigos, y para sopesar las verdades contrapuestas.
* Corrección: Una versión anterior de este ensayo atribuyó incorrectamente una cita a George Fox, basándose en una fuente secundaria que combinó una cita real de Fox con algo escrito más tarde. Hemos eliminado la frase.
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