A veces es tu forma de dormir a mi lado
tus dedos enroscados en la nuca,
a veces tu espalda que amo por sus pecas y lunares
que solo yo puedo ver.
“Me encanta tu tacto”, digo.
“Bien”, dices. “Tienes que vivir con ello”.
O eres tú corrigiéndome en alguna
reacción instintiva que he tenido a las noticias de la noche.
O tú trayéndome tostadas untadas con mermelada que has hecho
de las uvas Concord que planté hace tres años
sin más plan en mente que recuerdos de la infancia
de pieles ácidas, que ahora tú traes a propósito.
Y a veces todos estos pequeños milagros desaparecen
de la madeja de sensaciones e intrincadas enredaderas
en algo más simple que me llena
de asombro por lo que tengo
que vivir con.
Los comentarios en Friendsjournal.org pueden utilizarse en el Foro de la revista impresa y pueden editarse por extensión y claridad.