Revelación y revolución: respondiendo a la llamada a la fidelidad radical
Reseñado por Harvey Gillman
agosto 1, 2015
Por Steve Chase. Folletos de Pendle Hill (Número 431), 2015. 36 páginas. 7$/folleto.
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Este folleto de Pendle Hill se basó en una charla y habla claramente con una voz profética. El título lo dice todo. El movimiento cuáquero comenzó como una respuesta a una llamada, una llamada de lo que hay de Dios en el interior, articulada también en las propias vidas de mujeres y hombres que se sintieron movidos a poner su mundo patas arriba para lograr la comunidad divina. Este folleto es en sí mismo una llamada a la fidelidad.
Cuando era joven, Chase asoció el camino cuáquero con la revolución no violenta. La esencia de la fidelidad cuáquera era que “buscáramos primero el Reino de Dios” (Mateo 6:33). Su cristianismo y su activismo social eran y son parte de la misma realidad. Su fervor aquí me hizo darme cuenta de cuánto los cuáqueros son protestantes sociales, que ya no intentan simplemente retroceder más allá de las acumulaciones de doctrina a la adoración de la iglesia primitiva, sino que protestan contra los sistemas sociales que traicionan la visión de Jesús de un orden social compasivo e inclusivo. Esto lleva a Chase a pedir inconformistas transformados, personas que están creativamente desadaptadas a las sociedades injustas.
En un texto rico en ejemplos particulares de llamamientos a la justicia y campañas de mejora social, Chase no teme subrayar la base cristiana de su visión y también el hecho de que los desafíos que enfrentan los Amigos y (otros) cristianos siguen siendo grandes y preocupantes. Martin Luther King Jr. es uno de los profetas que recorren estas páginas, y Chase señala lo interiormente confrontado que estaba King en sus propias campañas por la igualdad racial. Parte de la grandeza de King fue que había en él una cierta timidez. Cita a King: “Estaba casi superado, obsesionado por un sentimiento de insuficiencia”. King reconoció su insuficiencia y “se volvió a Dios en oración”. Los cuáqueros a lo largo de la historia han comenzado con un reconocimiento de su insuficiencia, pero han seguido una guía que les da fuerza para seguir adelante, una fuerza no derivada simplemente de la voluntad humana de hacer el bien.
Es esta comprensión la que nos permite seguir adelante. Hacia el final del folleto, Chase aborda una pregunta que ha surgido a menudo entre los Amigos y en otros lugares: ¿tenemos que ser transformados antes de poder transformar el mundo? Muchos de nosotros hemos conocido a revolucionarios santurrones y pacifistas enfadados cuyo trabajo, a través de una cierta falta de autoconciencia, no mejora el experimento sagrado. Pero si esperamos hasta ser perfectos para crear un mundo perfecto, nunca llegaremos a ninguna parte. Sospecho que al intentar cambiar el mundo, nosotros mismos cambiamos. Lo interior y lo exterior son mutuamente dependientes. La oración, el autoexamen y el apoyo mutuo son las herramientas que nos ayudan en este proceso. Chase termina el folleto con un llamamiento a “reunirnos a la Guerra del Cordero”.
Sugeriría que los lectores aborden este folleto en oración.
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