
Cocina
Despego la creencia como los anillos de una cebolla, seco lágrimas disimuladas con el dorso de una
mano mientras agarro mi cuchillo con la otra. Los credos y los concilios son tantas
capas que separar y deslizar: caen como lunas crecientes en un cubo. La nueva
de nada, un átomo, una perla, sabiendo que son buenas noticias, confiando en que es un regalo.
Cuarto de la ropa blanca
He encontrado a Dios en el cuarto de la ropa blanca,
entre rígidos pliegues de sarga, y los duros
pliegues de cuerpos a los que se les pide soportar
su propia tela estropeada. He levantado
las sábanas en el aire fresco y tenue; he alineado
las esquinas pulgar con dedo, he caminado
con los brazos extendidos como María
visitando a Isabel. Nosotros
unidos, en este sencillo
lugar de hilos transfigurados.




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