En pañales,
salí corriendo
de la casa de los días lluviosos
a por algo que recordaba;
una higuera que encajaba en el hueco
de la línea de la valla.
Volver era la esencia del ser,
separada del regazo de mi madre.
Inmóvil
en una vasija de luz,
los ángeles debieron de
llevarme en volandas—
sin expresión de canción,
sin batir de alas
en ese círculo de silencio.
En una luz amarilla
septiembre 1, 2015
Septiembre de 2015
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