Dios amable de la paz y la tranquilidad:
Calma la inquietud de nuestras vidas.
Líbranos de toda forma de insensibilidad;
fortalece nuestra fe vacilante;
visita nuestras vidas con valentía; y
haz nacer una nueva esperanza dentro y entre nosotros.
Durante esta hora, levántanos sobre nuestros pies;
despierta nuestras sensibilidades dormidas;
llama nuestra atención de corazones y mentes;
realiza algunas transacciones privadas
con nuestras almas hasta que estemos
tranquilos, fortalecidos y
hechos humanos de nuevo.
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