Pronunciando las palabras del Espíritu

Foto de portada de Pixel-Shot

He sido cuáquero casi toda mi vida, y al asistir a docenas de diferentes reuniones cuáqueras de adoración, la mayoría, aunque no todas, “no programadas», me siento afortunado de haber experimentado muchas variedades de ministerio vocal. ¡Ojalá pudiera recordar todos los mensajes que llegaron a mis oídos en la adoración que compartimos! Pero no creo que olvide nunca cómo se sintió la primera vez que yo mismo me sentí impulsado a hablar.

Estaba lejos de casa y en la universidad en ese momento, asistiendo a la reunión cuáquera que estaba al otro lado de una pasarela desde el campus. Si bien muchos domingos por la mañana llevaba a la adoración cualquier problema o pregunta que estuviera tratando de resolver en mi cabeza, algo sucedió una mañana que fue completamente inesperado. Al instalarme en el silencio, me encontré inundado de recuerdos. Comencé a recordar una línea de recepción en la reunión cuáquera donde crecí. Había sido la hora del café después de la reunión cuando yo tenía quizás 12 o 13 años. Sybil, una anciana en la reunión, estaba al final de su vida, y los Amigos venían a despedirse y a compartir lo que probablemente sería una última interacción con ella. Yo estaba con mi padre en la fila. Cuando fue nuestro turno, él y Sybil intercambiaron algunas palabras, y luego recuerdo que ella tomó mis manos entre las suyas, que se sentían frías y papiráceas, grabadas con el mapa de una larga vida bien vivida. Miró a mi padre y le dijo: “Tienes un hijo maravilloso». Él respondió: “Lo sé».

No recuerdo si lloré allí mismo, pero sí lo hago cada vez que recuerdo este momento. Y esa mañana, como estudiante universitario de primer año nostálgico en una reunión cuáquera de adoración cada vez más profunda, me pareció sentir un profundo mensaje de amor generacional. Si bien el recuerdo era definitivamente mío, a medida que lo exploraba en mi mente y corazón, se hizo cada vez más claro que el mensaje no era solo para mí, sino para todos. No puedo decirles qué palabras salieron de mi boca cuando finalmente me levanté para hablar, pero recuerdo el temblor. Deseaba poder resistirme. Después de que me volví a sentar, me sentí inundado, aturdido y eufórico. Alguien después del levantamiento de la reunión me agradeció “por mi fidelidad», lo que siempre me ha parecido el cumplido y la afirmación perfectos para el ministerio vocal de los cuáqueros: no por el mensaje en sí, sino por el discernimiento al permitir que lo que hay de Dios dentro se filtre y salga hacia la comunidad reunida.

En este número de Friends Journal se recogen ensayos sobre el ministerio vocal que espero que todos, tanto si son nuevos en los cuáqueros como si no, encuentren esclarecedores y, si pueden creerlo, también prácticos. Leerán cómo los Amigos describen el proceso de prepararse para la posibilidad de dar ministerio, pero también el proceso de prepararse para la posibilidad de recibirlo en el contexto de la adoración cuáquera. ¡Una experiencia más profunda, más reunida y más conmovedora de la adoración comunitaria podría aguardarles!

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