Seis poemas

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Muchos cuáqueros del mundo angloparlante conocen a Jorge Luis Peña Reyes por su papel como secretario del Cuba Yearly Meeting de Friends. Lo que quizás no sepan es que Jorge Luis es un poeta reconocido en su propio país. Algunos de sus más de 14 libros publicados han ganado premios nacionales e internacionales. En su poesía para niños, Jorge Luis aborda las preguntas y los miedos que tienen los niños en torno a las líneas vacilantes entre la realidad y el mundo de la religión popular en América Latina. Se toma en serio sus preguntas sobre la vida y el espíritu, aunque sus respuestas incorporan el humor.

Los poemas de estas páginas provienen de dos colecciones: Mensajes de azul intenso (Messages from the Deep Blue, 2019) y El país de los miedos (The Country of Fear, 2014). Fueron traducidos del español por la editora de poesía de Friends Journal, Nancy Thomas, con el permiso y la aprobación del autor.


Palabras

¿De dónde vienen, de dónde?
¿Qué mar disfraza a estos peces?
¡Cómo saltan, cómo
juguetonamente se incendian!
No los subo a mi bote,
simplemente aparecen.
Sin embargo, las aguas profundas
me amenazan.
Desde el primer día que llegaron
he tenido mis redes listas.
Pero aún así saltan,
Oh, cómo saltan,
¡estos peces!


Preguntas

Sospecho que Dios vive en tu vecindario y es seguro que lo conoces.
Aquí en la tierra no ha sido fácil verlo, mucho menos escuchar su dulce voz.
Mis abuelos se fueron sin decir adiós, y no sé si siquiera tienen una casa allá arriba,
o si, al ascender, la gente se disfraza de ángeles
que flotan ante él,
o si en su reino existe un carrusel como en el que jugamos en la plaza.
Si la gente no trabaja, como espero que lo hagan, ¿en qué pasan el tiempo en el cielo cada día?
Me imagino: ¡un tremendo alboroto estalla cuando la gente llega a ese lugar extranjero!
(El Internet no me da respuestas.)
Mis abuelos, incluso antes de su despegue, antes de saborear la blanca copa de bienvenida,
le rogaron al Señor afectuosamente que los volviera inocentes de nuevo, como niños. . .
Y entonces . . . los niños se fueron de casa.


Lejos

Si no tienes el mar,
¿dónde miras
cuando la noche se convierte en cristal?
Si no hay barcos,
ni luna,
ni siquiera gaviotas,
¿cómo puedes curar tu tristeza?


El viejo del abrigo

Soy el hombre del abrigo,
el abuelo infame;
en verdad, soy la sombra dispersa
de las tardes.
Camino encorvado
por una antigua maldición que llaman
escoliosis crónica,
¡algo que ninguna magia puede curar!
Soy feo, pero ¿qué se puede hacer al respecto?
Esta vieja verruga
que llevo en la cara
realmente no puede dañar a nadie.
La ropa que llevo puede estar sucia,
descolorida y remendada,
pero es el atuendo que me pongo
cuando voy a la granja.
Llevo algunas verduras secas en mi abrigo,
esa horrible cosa verde
capaz de librar una guerra
entre el apetito y la cuchara.
Sé mil historias
y con gusto te las contaría,
a cambio del aroma
que sale por tu ventana.
Pero paso y todos escapan,
oigo puertas cerrándose asustadas,
juguetes aterrorizados huyendo a sus cajas,
y las madres, si me ven,
aprovechan el momento, amenazan ….
Y así me desvanezco
en las polvorientas calles
balanceándome de hambre
como si fuera un fantasma.


Escalera al cielo

Amigo, envíame una historia que regrese
con las olas, aunque tarde mucho,
y que sea blanca o que cambie
con los misterios cambiantes.
Que sea a la vez mágica y real, breve e intensa,
que venga como cartas
y perturbe mi silencio,
que le diga algo a todos,
mensajes distintos pero ciertos.
Amigo, una historia sobre un viaje lejano a través del universo,
sin idiomas ni armarios, y
que sirva de techo para que nadie se quede sin refugio
en el invierno, un refugio, un poco de sol, una canción,
una palabra de consuelo.
Una historia como un abrazo
que envuelve muchos cuerpos
tejiendo las voces
las miradas
los besos.


Adelante, sé invisible

No importa
que nunca respondas
a mis preguntas,
que en el cielo estrellado
seas el negro de la noche,
que cuando intentas sorprendernos
nadie se dé cuenta.
Eres el amigo
que siempre está aquí,
y en el silencio
que te nombra,
una pequeña y cálida
esperanza
me llena hasta el borde.

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