Sobre ser abuela

Todo el mundo decía que esperara, que ser abuela es lo más maravilloso del mundo. Yo pensaba: sí, sí… ¡lo que sea! Pero, entonces, la primera vez que oí llorar al pequeño Nate, unos tres minutos después de nacer, tuve la sensación física de que mi corazón se abría de par en par, tan ancho como el universo. Fue una sensación increíble, bastante impactante para mí. La primera vez que lo cogí en brazos, y cada vez desde entonces, me he visto transportada a un lugar de profunda alegría centrada. La única otra experiencia a la que puedo equipararla es la conciencia de Dios que a veces surge en el meeting de adoración o cuando estoy en un estado meditativo.

Nuestra conexión de corazón y el espíritu puro del pequeño Nate se han convertido en un portal para mí. Sospecho que esta es una experiencia transitoria, que no continuará a medida que él crezca y se vuelva más sofisticado. Espero estar equivocada. Mi sensación es que ahora su esencia es todavía tan pura, inmaculada si se quiere, que está directamente conectado a lo Divino sin ninguno de los bloqueos que adquirimos al experimentar la vida. Nuestro ser esencial es la conexión con lo Divino y los bebés aún no han desarrollado un yo falso o social.

Sé que hay mujeres y hombres jóvenes que conectan con sus bebés de esta manera más profunda. Puede que tengan menos de esa coraza de autoprotección que me pareció necesario adoptar para abrirme camino en el mundo. Cuando era una madre joven, mi vida interior era demasiado caótica y temerosa para que pudiera conectar, excepto en algunos momentos durante las tomas nocturnas. Mi vida interior ahora está menos cargada con algunos de los miedos, juicios y engaños de mi vida anterior, así que soy más receptiva. Este puede ser uno de los regalos de haber vivido lo suficiente como para redescubrir y reclamar algo de lo que es esencial en mí misma. Mi intención en la vida ahora es liberarme de cualquier cosa que me impida experimentar el flujo del Amor Divino en mi vida. Es, creo, el movimiento hacia la sabiduría, que viene con el envejecimiento. Nuestro pequeño Nate trae el precioso regalo de una alegría, una paz y una esperanza inconmensurables. Su inocencia me abre a lo infinito. Tenerlo en brazos me transporta a la dimensión donde conectamos con lo que hay de Dios en cada uno de nosotros. Es el Reino de los Cielos, que Jesús dijo que “está entre vosotros». Es el lugar desde el que el mundo puede ser transformado. Mi nieto, Nate, me está ayudando a encontrar mi camino.

Connie McPeak Green

Connie McPeak Green es miembro del Meeting de Cleveland (Ohio) y es la abuela de Nate McPeak.