This article was translated from English into Spanish by Renzo Carranza, a corresponding editor for Friends Journal.
Una entrevista con Tina Visscher sobre su llamado para acoger migrantes en Montana
Bienvenidos es una organización con sede en Montana que conecta con familias hispanohablantes, muchas de ellas provenientes de Honduras y Venezuela, con mentores que escuchan sus prioridades y las ayudan a satisfacer sus necesidades. La palabra bienvenidos significa “welcome” en español. La periodista de Friends Journal, Sharlee DiMenichi, conversó con una de las fundadoras, Tina Visscher, miembro de Montana Gathering of Friends Meeting, quien fue la primera directora de Bienvenidos desde febrero de 2020 hasta mayo de 2024. La entrevista ha sido editada levemente.
Sharlee DiMenichi (SD): Por favor, cuéntanos sobre tu papel en Bienvenidos y cómo comenzó el proyecto.
Tina Visscher: El grupo de adoración de Bozeman es un pequeño grupo bajo el cuidado de Montana Gathering of Friends Meeting. Éramos unas cinco personas en una junta administrativa en el otoño de 2019, y uno de los miembros dijo: “Realmente me gustaría hacer algo localmente, en cuanto a justicia social.” Unos tres días después, supimos sobre la llegada masiva de inmigrantes a la comunidad de Bozeman.
La coordinadora de estudiantes que aprenden inglés del distrito escolar local, Ellen Guettler, se reunió con nosotros y estaba abrumada. De repente, había 75 niños que hablaban español. Ella era la coordinadora del programa, pero nadie más la ayudaba. Los recién llegados usaban sandalias y no tenían ropa de invierno. Dijimos: “Perfecto, buscaremos ropa de invierno.” Dos voluntarios más (Heather Jackson y Peter Husby) y yo recorrimos tiendas de segunda mano y compramos abrigos y guantes. Ya había empezado a nevar en octubre.
Preparamos 17 bolsas, y mi esposo Tim las entregó todas. Pensé que un programa de mentoría podría ser útil para ayudar a las personas a adaptarse a la vida en la comunidad. En febrero de 2020 comenzó el programa de mentoría. Al principio creo que conectamos a ocho familias. Preparé carpetas de tres anillos con recursos para los mentores, muy a la antigua.
Luego vino el confinamiento por COVID, pero aprendimos a usar Zoom. Seguimos capacitando voluntarios y sumando familias. Creo que ahora ya son unas 55 familias. Yo era la directora. Durante mucho tiempo me encargué de las orientaciones, las reuniones para emparejar mentores, todo desde el inicio. Luego se unió otro voluntario para ayudar. Después, un pequeño grupo de nosotros decidió convertirse en una organización sin fines de lucro. Ahora tenemos una directora a tiempo completo que empezó hace un año.
SD: ¿Cuando eras directora, trabajabas como voluntaria o formabas parte del personal?
TV: Era voluntaria. No había dinero para pagar un puesto de dirección. Tenía un sobre con cierre para el banco y ocasionalmente alguien me daba dinero en efectivo. Si un voluntario tenía una emergencia, le daba efectivo de ese sobre. Una vez que nos convertimos en organización sin fines de lucro, seguimos sumando voluntarios y conectando a más familias. Conseguimos una subvención para contratar a una coordinadora de recursos en Big Sky. Ahora tenemos una gerente de programa y una directora. Ha sido meteórico, ¡wow! La presidenta de la junta, Mayra Del Carmen, es una mujer hispana de California, hija de un trabajador agrícola y una trabajadora empacadora de carne. Es profesora nueva en la Universidad Estatal de Montana. La directora, Vanessa Zamora, es de Colombia.
SD: ¿Cómo era un día típico cuando trabajabas como directora voluntaria?
TV: Una de las cosas que hacíamos era reunir a todas las organizaciones y agencias de la ciudad. Cada dos semanas nos reuníamos como el Grupo de Coordinación Comunitaria de Migrantes para resolver problemas y presionar a las organizaciones a que ofrecieran sistemas de acceso lingüístico funcionales.
El hospital fue probablemente la organización más grande que hizo cambios; ha crecido y se ha expandido. Antes de nuestro trabajo, las instrucciones para cirugías, y para el cuidado postoperatorio, solo estaban en inglés. Ahora también hay acceso lingüístico en los tribunales. Está presente en todas las clínicas. Al principio nadie podía hacer una llamada telefónica porque no había manera de conseguir un intérprete.
Parte de mi trabajo era contactar con el refugio para personas sin hogar y presionarlos; no aceptaban gente porque no podían hacer una verificación de antecedentes. Luego se dieron cuenta de que si recibían referencias de una organización que conociera a la familia por al menos un mes, empezarían a aceptarlas.
Soy trabajadora social clínica. Tengo experiencia tanto en perspectivas generales como individuales. Así que esa era la parte grande. La parte pequeña era hablar con nuevos voluntarios y preparar las orientaciones. Hace como un año contratamos a un consultor para ayudarnos con el enfoque cultural y con una base de empoderamiento, para no generar dependencia. Iba de visita con mi esposo, que habla español con fluidez. Llevaba niños a la biblioteca. Llevé a dos niños a la sinfónica.
SD: ¿Qué valores cuáqueros guiaron la formación de la organización?
TV: Sin duda, la creencia de que hay algo de Dios en cada persona. La defensa de la igualdad, del acceso equitativo, del respeto en la comunidad. Muchas personas comentaron que fue una oportunidad para realmente hacer algo. Soy trabajadora social y cuáquera. Conozco el valor de las relaciones reales, a largo plazo, y de la acción.

SD: ¿Qué cualidades deberían tener los mentores?
TV: Te puedo decir lo que no busco: personas que quieren entrar, tomar el control y mandar. Realmente fomentamos la escucha y seguir el liderazgo de la familia. Enfatizamos la importancia de desarrollar relaciones, de escuchar y de tener curiosidad.
También traté de transmitir a los mentores que compartieran cosas sobre sí mismos con las familias. Esta no es una relación unilateral; no es un gestor de casos enviado desde una agencia. Eres un amigo y vecino. El programa se llama “programa de acompañamiento.” Intentamos mantener siempre presente esa idea.
Todo se hacía en equipos. Cada mentor tenía otro mentor como compañero. Así que parte de la experiencia era poder trabajar en conjunto y buscar apoyo cuando uno se sentía abrumado, impotente o ansioso. Había un equipo legal y un equipo de inmigración, todo era en equipos desde el principio. El trabajo en equipo era un valor central.
SD: ¿Cuántos cuáqueros han participado en la organización a lo largo de los años?
TV: Heather Jackson y yo fuimos las fundadoras, junto con algunas otras personas que no eran cuáqueras. Peter Husby también fue fundamental. Tres cuáqueros han sido mentores.
SD: ¿Cómo han cambiado las necesidades y preocupaciones de las familias inmigrantes bajo la actual administración presidencial?
TV: Como trabajé con niños y familias, lo primero que pensé fue: Si deportan a los padres, ¿qué va a pasar? El distrito escolar tiene ahora casi 600 estudiantes hispanohablantes. Cuando empezamos había 75, ¡wow! Mi esposo y yo hemos sido mentores de una mujer que tiene seis hijos, y tiene una orden de deportación. Tres de sus hijos son ciudadanos estadounidenses, pero ¿qué pasa si la deportan? Son personas que conocemos muy, muy bien.
La Unión Americana de Libertades Civiles (por sus siglas en inglés ACLU) publicó recomendaciones para planes de preparación familiar. Durante todo el otoño pasado trabajamos para difundir esa información entre las familias y entrenar a los mentores para que se sentaran con ellas a designar tutores. Tienen que decirles a sus hijos qué hacer si llegan de la escuela y no hay nadie en casa o si los padres no regresan del trabajo. Es algo terrible y desgarrador. Además hay niños pequeños a los que no se les puede explicar. Así que ese fue mi principal objetivo. Difundimos la información a las organizaciones y agencias que pedían nuestra ayuda y orientación. Estoy por comenzar a hablar con los servicios familiares para quizás entrenar a algunas familias para que sean hogares de acogida.
SD: ¿Cómo describirías el aspecto espiritual de este trabajo?
TV: Fue siempre una alegría, un llamado y una pasión. Durante los primeros años estuvimos bajo el cuidado de mi junta mensual, que es la Junta Mensual de los Amigos de Montana. Al principio recibimos muchas donaciones de cuáqueros. Estábamos bajo su cuidado, así que yo les daba informes, y luego, cuando nos convertimos en una organización sin fines de lucro, en noviembre de 2021, el proyecto pasó un poco fuera de las manos cuáqueras.
El crecimiento, la respuesta de la comunidad, la época, durante el COVID y la primera presidencia de Trump, fue muy alentador ver a la gente entregarse y querer ser voluntaria.
Es importante reconocer que los inmigrantes son realmente resilientes. Resolverán sus propios problemas. No necesitas aparecer y ser el salvador blanco. Yo había estudiado mucho sobre el privilegio blanco. Las personas blancas pueden reconocer que sí tienen privilegio y poder, en lugar de pretender que no lo tienen. Bienvenidos puso en acción muchas otras partes de mi identidad como trabajadora social. Así que para mí, personalmente, fue una experiencia de crecimiento. Me sentí bendecida por ello, pero también, en cierto sentido profundo, no del todo responsable. No podría haber hecho esto si este manantial de buena voluntad no me hubiera arrastrado consigo.
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