Cuando dirijo el programa matutino de la Reunión Junior, me siento anclada por la reunión de adoración matutina de nuestro personal. Una de las razones por las que encuentro ese tiempo juntos tan poderoso es que hay un gran sentido de trabajo en común. Nos reunimos para conectar con nuestra esencia, para prepararnos para el servicio en las horas venideras. Nos centramos, nos abrimos, nos llenamos, no para el propio bienestar, sino porque tenemos trabajo que hacer. Este año, en la Reunión, la oración en mi corazón cada día era poder ser una bendición para los niños.
Cuando le comenté esta experiencia a una amiga, me dijo: “¿No es así como debería ser la adoración en cualquier reunión mensual? Todos conocemos la llamada de los demás, nos reunimos para esperar y escuchar, preparándonos para ser enviados a seguir esa llamada». Esta es una perspectiva muy diferente de la reunión de adoración a lo que creo que, desafortunadamente, es demasiado común: individuos dispersos que buscan un poco de paz y tiempo centrado después de sus ajetreadas semanas. Estoy agradecida a la Reunión Junior por la oportunidad de experimentar la reunión de adoración de esta manera tan enfocada y poderosa.