Crecí a la sombra
de una hermana alocada y rebelde.
Educada para no crear problemas,
no me atrevía a mojar
mi remo en la superficie
cristalina del agua.
Las lecciones que aprendí
me encadenaron al mástil,
ahogaron el canto de sirena interior
que al fin me liberaría.
Necesité un Meeting de Amigos,
horas sentado en silencio
durante semanas y años
para escuchar esa voz suave y apacible
a través del zumbido,
a través de los miedos,
atravesar el estruendo interior
y dejarme escuchar
mi propia voz verdadera
y saber
que tengo una opción.
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