Sentada en silencio cada domingo de aquel verano en Maine
Debió de ser duro para una niña
Pero no lo recuerdo así.
A veces, alguno de los adultos
Se levantaba y hablaba
Pero no sabría decir por qué ni cuándo.
Yo era pequeña para tener 11 años
Y era nueva en las reuniones.
Y una vez, mi monitor de campamento, Dick
Que solía cogerme en brazos
Y darme vueltas en un baile de viernes por la noche
Se levantó para decir que una vez le había robado la maquinilla de afeitar eléctrica a su compañero de habitación
Y que lo sentía.
Debo de haber pensado en esto cuando se sentó
Y debo de haber pensado en esto durante medio siglo
Sobre el hablar y el silencio.
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